Propiedades medicinales
La miel es nutritiva, antiséptica, diurética y demulcente. Se utiliza en las afecciones urinarias, en la preparación de lociones e irrigaciones, y también se elaboran excelentes preparados para la tos y los episodios febriles.La miel tiene un notable efecto antiséptico, mucho más allá del simple elemento conservador del azúcar. La miel no se contamina porque, en principio, su contenido en azúcares actúa de conservante del mismo alimento. Sin embargo, el efecto antiséptico observado en el tratamiento de ulceraciones y llagas parece indicar la existencia de alguna otra sustancia que sería secretada por la abeja, posiblemente enzimas como las diastasas, invertasas, catalasas, peroxidasas y lipasas. Estas tienen una acción antibiótica y antiséptica propia que se transmite a la miel.La mayoría de expertos atribuyen a estos enzimas o fermentos muchas de las propiedades medicinales de la miel. En ciertos estudios se pusieron en contacto microbios particularmente virulentos con muestras de miel pura. En menos de 24 horas, los gérmenes patógenos sucumbieron a los efectos de la miel. A partir de estas investigaciones se llegó a la conclusión de que tenía un efecto similar a la penicilina.Con la miel se preparan excelentes cataplasmas. Se recomienda, por ejemplo, poner cataplasmas de miel en los senos si se quiere reducir la secreción de leche. Además es un buen remedio para las fisuras del pezón y para todo tipo de úlceras.Diluida en agua, la miel se emplea en gargarismos y para ablandar la garganta en caso de irritación bucal, laríngea o faríngea, o en ulceraciones de la boca. Casi siempre se suele
mezclar con leche para aminorar su sabor tan dulce. En general, se considera a la miel como depurativa y restauradora del tono vital. La miel rosada, preparada con extracto fluido de miel, se considera un remedio excelente en forma de gargarismos bucales. Entre sus propiedades destaca una acción ligeramente astringente y estimulante.La miel ha entrado en la formulación de jarabes para la tos y trastornos del aparato respiratorio durante siglos. Evidentemente, posee un efecto pectoral, que facilita la expectoración, ya que los monosacáridos que contiene fluidifican las mucosidades bronquiales.La miel se recomienda, además, a las personas que padecen úlcera de estómago. En ayunas, se puede tomar una cucharadita de miel pura, se ensaliva bien y se espera como mínimo una hora antes de tomar el desayuno. También se indica en casos de inflamación digestiva. No se recomienda, en cambio, si se sufren procesos diarreicos importantes, pero sí cuando empiezan a ceder, momento en el cual la miel puede ejercer su efecto protector sobre las mucosas inflamadas. La miel ha demostrado su beneficiosa influencia sobre el corazón.Los monosacáridos realizan una acción energética general, pero particularmente sobre el funcionamiento del músculo cardíaco. La miel también favorece la producción hepática de fosfatos orgánicos, que combaten los trastornos del ritmo cardíaco: regulan los latidos y facilitan el riego coronario.En caso de fiebre, se recomienda preparar un remedio a base de miel, aceite de oliva y zumo de limón. Se mezclan a partes iguales y se toma en dosis de varias cucharaditas al día. Al ser un remedio azucarado, no es conveniente para personas diabéticas.Se han discutido bastante sus efectos antirreumáticos, relacionados en principio con su contenido en ácido fórmico. Como es un alimento rico en minerales y oligoelementos, puede solucionar carencias o deficiencias ligadas al mecanismo inflamatorio de los trastornos reumáticos. Actúa como reconstituyente debido a la gran energía que aporta, con la gran ventaja de no someter al organismo a un proceso digestivo laborioso. Por su estimulación del metabolismo hepático, la miel ejerce una acción desintoxicante, tanto en el caso de intoxicaciones causadas por venenos endógenos como exógenos. Debido a su utilización como alimento, la miel provoca en algunos individuos un cólico o dolor intestinal, frecuentemente flatulento, que con facilidad puede derivar en diarrea. Se trata de una sensibilidad posiblemente causada por estímulos de tipo alérgico e inmunitario.

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